Para utilizar el buscador es necesario que aceptes las cookies de publicidad comportamental.
Blog
7 de marzo de 2025
Sara Lima Responsable técnica Grupo SCORA
Lima ganó la competición de futuros profesionales de Maquinaria de Afupro. Hoy estudia Automoción después de haber sacado un GM en Electromecánica de Maquinaria.
Sara Lima tiene hoy 27 años, una carrera recién iniciada pero ya exitosa como mecánica de camiones, y un futuro que, si sus sueños se cumplen, irá ligado a la docencia.
Todo ello, sin embargo, ha sido fruto de su perseverancia pese a una mala orientación educativa condicionada por prejuicios de género que pudo poner toda su formación en riesgo.
A los 17 años, recién terminados los estudios de ESO, acudió a un orientador de su centro educativo para que la asesorara sobre cómo matricularse en estudios de mecánica. Sabía que le gustaban los camiones y que quería hacer un Grado Medio.
En lugar de ayuda, encontró una barrera en forma de orientador que la alentó a no optar por esos estudios, sino por unos de Sanidad o Educación que luego le permitiera trabajar en guarderías. Sara ni siquiera recuerda el nombre del ciclo, porque ella quería estudiar Mecánica.
Ese orientador condicionó un lustro en la vida de Sara. El siguiente año educativo lo perdió. Luego se inscribió en Bachiller, donde le dijeron que no era válida, que venía de letras:
«Me hundí y no me veía válida en nada. Entraba en Bachiller para tratar de pasar a Automoción y no podía”.
Tampoco pudo matricularse al siguiente año, ya que al haber salido de la rueda, quienes vienen de ESO tienen preferencia.
Cabe preguntarse cuántas Saras han salido del sistema educativo por una mala orientación.
En el caso de Sara Lima, pudo más su perseverancia. Encontró un certificado de profesionalidad sobre electromecánica que la llevó al IES La Rosaleda, donde al siguiente año ponían en marcha un ciclo formativo sobre Electromecánica de Maquinaria.
Ciclo nuevo, poca demanda, y, por fin, plaza garantizada. En clase, todo chicos, una compañera, Sara, y su voluntad de hierro.
En el camino, un expediente lleno de matrículas de honor: «porque es fácil cuando estudias algo que te gusta”. Y un premio inesperado en forma de victoria en la I Competición de Futuros Profesionales de Maquinaria y Elevación organizada por Afupro.
Ella frente a 11 chicos. Ella, la única que llegó a las pruebas finales de la competición y lo hizo usando las herramientas planteadas por la organización. La única que llevaba una maleta rosa con sus herramientas, ya que no llevaba la suya y era la única disponible que tenía un profesor. Pese a que el color no le gusta, pese a que sabía los comentarios que escucharía por parte del público, y que escuchó.
Todavía recuerda la inseguridad del día antes de que se diera a conocer el veredicto:
«Les dije a mis profesores: creo que voy a quedar la última, y ellos me decían que no, que estaría entre los tres primeros”.
Al acabar, victoria, y lluvia de ofertas laborales, incluida la de la propia empresa organizadora del concurso que le ofreció llevársela a Barcelona.
No aceptó la oferta porque quería seguir estudiando, ir a las SpainSkills 2024 o competir en el XX Concurso de Jóvenes Técnicos de Formación, donde quedó segunda.
Hoy se forma mediante un Grado Superior de Automoción por las tardes y trabaja por las mañanas en Ford Sell Trucks del grupo Scora Málaga donde ya es responsable técnica del grupo Scora.
Quiere seguir formándose y luego pasar a enseñar:
«Hacer el máster de educación y dedicarme a la docencia. Coger experiencia en el día a día y, en un futuro, dedicarme a la docencia”.
Eso será mirar al futuro. Mirando al pasado, recuerda a todos los profesores que la apoyaron, que la animaron a inscribirse en el ciclo, a sus compañeros en el taller y en el aula, y a un orientador que a punto estuvo de truncarlo todo:
«Me quedé con las ganas de decirle: nunca le quites la ilusión a una persona independientemente de su género. Me quedó la sensación amarga de que mi solicitud no valía. Esa era la impotencia, y a raíz de ahí, todo me fue perjudicando”.
Frente a la injusticia: «pico y pala. Ya era hora de creer en mí y estoy donde siempre había querido estar”.
Sin embargo, tanto esfuerzo no debería ser necesario en el futuro para corregir una mala orientación marcada por los sesgos de género que pese al esfuerzo colectivo todavía se mantienen en las mentes de algunos.